El conflicto como una fuerza positiva

La palabra conflicto puede generar muchas emociones, principalmente incomodidad debido a las connotaciones negativas que algunas personas le atribuyen.

El conflicto es diferente de la incomprensión o la falta de alineación. Cuando no hay alineación o objetivos comunes, el conflicto es inexistente; sin embargo, tener intereses distintos puede ser muy perjudicial para las relaciones.

En realidad, tener un conflicto puede ser una oportunidad cuando hay objetivos comunes y valores alineados.

Existen dos formas de enfrentar el conflicto: de manera constructiva o destructiva. En una discusión sobre la solución de problemas, los participantes que manejan técnicas específicas pueden ser observados o percibidos como derrotados.

Aprender a discrepar productivamente es fundamental para formar consultores efectivos. El primer paso importante para manejar el conflicto es entender que puede ser un paso hacia una alianza más sólida y transparente, y puede dar lugar a nuevas alianzas.

Es importante buscar, escuchar y sentir el conflicto como una oportunidad para conocer mejor a la otra parte o partes involucradas.

La capacidad de respetar a la competencia es un punto clave en la PNL corporativa, especialmente cuando se gestiona un conflicto o se entrena a líderes para hacerlo.

Abrir la mente para entender un punto de vista diferente al nuestro es una habilidad de un profesional con amplitud de miras, capaz de construir alternativas.

El respeto siempre solidifica las bases para la gestión de un conflicto. La práctica demuestra que, a menudo, el factor que impulsa el conflicto es solo una falta de respeto a la diversidad y a las opiniones, incluso entre personas dedicadas a un objetivo común.

Este es un factor determinante que merece la mayor atención, aunque a menudo se pasa por alto.

Establecer un objetivo común requiere mucha conversación y especificaciones para identificar realmente la sinergia con la participación objetiva y sustancial.

Lograr la solución a un conflicto existente por consenso es el gran objetivo de las discusiones para la solución de problemas. Sin embargo, antes de alcanzar el consenso, las opiniones de los integrantes del grupo deben ser escuchadas, consideradas y evaluadas objetivamente.

El conflicto o el desacuerdo son naturales y componentes esenciales en este proceso. La idea de discutir presupone la existencia de diferentes puntos de vista enfocados en encontrar el mejor método para resolver un problema o preocupación común.

Las decisiones sanas, objetivo de las discusiones para solución de problemas, dependerán de la atmósfera en la que se desarrollen la exposición de las diferentes opiniones, el estricto escrutinio de datos e implicaciones, y la cuidadosa consideración de todas las posibilidades de acción.

Un grupo debe fomentar estas actividades, que incluirán desacuerdos, para incrementar las posibilidades de tomar decisiones adecuadamente consideradas. Si un grupo desalienta estas actividades y amortigua los desacuerdos, es muy probable que termine tomando decisiones superficiales o imprudentes.

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